CONTÁCTANOS Y OBTÉN HOY TU CLASE DE PRUEBA GRATIS

¿Qué está pasando con la boxeadora Imane Khelif?

A pesar de no ser partidario de entrar en este tipo de asuntos, y tras varios días de polémica, me es inevitable dar mi opinión personal sobre los acontecimientos vividos durante las últimas jornadas de los Juego Olímpicos de París 2024.

Hoy, lejos de hablar en nombre de la academia, he creído oportuno hacerlo en el mío propio, como entrenador y deportista, y por lo tanto, compañero del resto de deportistas que pertenecen a este mundo.

Como decía antes, tras darme la oportunidad (que les ha faltado a muchos) de informarme correctamente sobre lo sucedido, y tras obtener los datos reales sobre la realidad de la compañera Imane Khelif, y sin lanzar a diestro y siniestro comentarios primitivos y totalmente faltos de respeto, puedo llegar a una serie de conclusiones, que veremos a continuación.

En primer lugar, y muy entristecido por ello, no me cabe duda de que nos hemos convertido en una sociedad basada en la desinformación y la hipocresía, juzgando antes de tiempo, divulgando informaciones sin comprobar previamente su veracidad, y siendo justos a medias, dependiendo del asunto a tratar, pero olvidando muchas otras caras de la justicia según nos conviene.

Cuando toda esta historia sale a la luz, el primer titular que nos llega es, básicamente, redactado con distintas palabras, el siguiente: «hombre transexual se excede de su fuerza y una pobre italiana tiene que rendirse en el primer asalto debido a la desigualdad de condiciones.»

Incluso yo, al ver esta información, digo: «hostias, qué canteo, si es así, quizás deberían haber tomado una serie de medidas para garantizar mayor igualdad en el combate». No obstante, según pasan los días, no solo usuarios de a pie, sino grandes profesionales del sector e incluso políticos y empresarios mundialmente reconocidos, incluyendo dentro del saco campeones de distintas categorías y que, por lo tanto, tienen una gran influencia con cada uno de sus actos y comentarios, continúan lanzando no sólo opiniones basadas en una falta continua de respeto, sino comentarios primitivos, sobre la deportista en cuestión.

Lamentablemente, he llegado a leer auténticas barbaridades de la índole de: «esto es una aberración», «menuda pandemia», «que se vaya a pegar con tíos como él», y un largo etcétera que, como persona y profesional, me hacen sentir una grandísima vergüenza ajena, más aún si tenemos en cuenta que toda estas informaciones tempranas no eran más que bulos que todo el mundo fue difundiendo sin pararse un momentito a pensar siquiera en las consecuencias que podría tener sobre cada uno de los lectores y, principalmente, sobre la propia Imane Khelif. Y aún más vergonzoso, por si alguno de estos cavernícolas me lee en algún momento, me parece el hecho de que, habiéndose dado tanta prisa en abrir la boca en un primer momento, hayan pasado días y aún sigan sin ofrecer una disculpa pública, una vez ha sido destapada la verdad.

Antes de continuar, me gustaría también dejar clara mi decepción sobre los hechos, dado que se nos ha llenado a todos la boca halagando a Simone Biles por su historia tras las cámaras, pero nadie se ha preocupado por las consecuencias de soltar basura sobre la deportista argelina (destaco el país porque creo que pocos han pensado en la fatalidad a la que podría hacer frente en su país de origen si se enteran de que esta persona es transexual sin serlo), y creo que a veces, nos falta ser un poco mejores personas y olvidarnos un ratito de nuestro ego de superboxeadores y superentrenadores, que muchas veces nos hace quedar como auténticos imbéciles sin necesidad de ello.

Bien, para los que no tengan constancia de los hechos, o no en su totalidad, cambiemos el titular que leíamos al principio, por el que debería haber sido, si hubiéramos esperado antes de abrir la boca tan grande que a veces tenemos, y hubiéramos sabido corroborar informaciones y no lanzarlas antes de tiempo: «mujer boxeadora con niveles superiores de testosterona desata la polémica tras un encuentro olímpico». Con esto quiero decir y aclarar para quienes lo necesiten, que la compañera Imane Khelif no es ni ha sido en ningún momento un hombre, sino que nació con una patología genética que produce un aumento de los niveles de testosterona, con respecto al resto de mujeres. ¿Cómo cambia la historia en función de cómo se explican los sucesos, verdad? Dicho esto, aún así muchos mantienen su opinión basada en un discurso que sigue insistiendo en la existencia de una desigualdad de condiciones, lo cual me parece tan válido como hipócrita, por los siguientes motivos:

  • En primer lugar, porque si nos inflamos de igualdad, quizás deberíamos preguntarnos por qué en los Juegos Olímpicos, la categoría masculina participa sin casco, y la femenina no.
  • Para continuar, porque quizás entonces, a partir de ahora, cuando nuestro entrenador o entrenadora nos indique realizar un sparring con alguien del sexo opuesto, deberíamos poner el grito en el cielo y ofendernos de la misma manera, dado que no se trataría de una situación en «igualdad de condiciones», según lo visto.
  • Y lo mismo pasaría en aquellos sparring donde la igualdad de peso y experiencia brilla por su ausencia y también alberga, por tanto, una desigualdad de condiciones.
  • En cuarto lugar, de la misma manera, cuando nuestro entrenador o entrenadora nos indique realizar un sparring con alguien de un peso similar al nuestro, deberíamos tener cuidado con las onzas que utiliza el compañero, dado que un guante también podría ser motivo de debate, si nos ponemos tan finos.
  • Si aún nos quedan ganas de igualdad y de convertirnos en el Robin Hood del deporte, propongo que a partir de hoy mismo, realice alguien la propuesta de examinar cuidadosamente los niveles de testosterona de todos y cada uno de los participantes de cualquier encuentro oficial, porque ahora que lo pienso, si yo tengo X nivel de testosterona en un encuentro amateur, y mi rival tiene Z, vaya desigualdad más tonta estamos permitiendo.
  • Y si nos siguen quedando ganas de hablar en nombre de principios morales, tengo la siguiente pregunta: ¿Dónde se encuentra la deportividad, y por qué nadie ha causado alboroto al ver cómo una deportista abandona un encuentro sin siquiera saludar a su rival? ¿Por qué aún no he visto un sólo titular donde se critique la falta absoluta de respeto por parte de la participante italiana al hacer ciertas declaraciones sobre su rival?
  • Y ahora, vamos con aquellos a los que se les llena la boca diciendo que en el boxeo hay golpes, y no goles, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo, para dejarlo claro antes de que a alguno se le ocurra poner en mi boca palabras que no han salido de ella. Efectivamente, en el boxeo hay golpes y no goles, y por lo tanto, quien se enfrenta a ello, debe saber que hay golpes, y no goles, y más aún si eres un deportista aspirante a una medalla de oro en unos JJOO. Por lo tanto, mi pregunta es cómo nadie ha cuestionado las verdaderas intenciones de una deportista que, tan sólo llevando 46 segundos de encuentro, sin haber una acumulación previa de golpes, sin un sangrado, sin un corte, abandona un encuentro y se pone a llorar en un ring porque, aún llevando casco, le parece que su rival pega como un hombre experimentado. Y, perdonen por la expresión, permítanme, señores, que diga claramente mi opinión: quizás esta señorita deba plantearse el futuro de su carrera, porque a lo mejor jugando partiditas de ajedrez en un parque sería mucho más productiva.
  • Y ahora bien, espero que, ahora que Imane Khelif ha perdido un encuentro, se le hagan las pruebas correspondientes de testosterona a la rival frente a la cual desarrolló el último combate, porque viendo lo visto, quizás en lugar de una mujer, estaríamos frente al mismísimo Terminator, que ha conseguido derrotar a un «hombre experimentado que boxea como una bestia y se aprovecha de una desigualdad de condiciones extremísima».
Descubre el boxeo - Carlos Khaibar Boxing - ¿Qué está pasando con la boxeadora Imane Khelif? - b c afa e d ff xl
  • En penúltimo lugar, veo necesario invitar a todos los que hablar de ciencia y biología a la ligera, porque incluso en el caso de que esta persona hubiera sido transexual, esto significaría que se estaría sometiendo a un tratamiento hormonal mediante el cual la testosterona quedaría bloqueada para ser sustituida por estrógenos, la hormona propia de un cuerpo, biológicamente hablando, femenino.
  • Y, para finalizar, si aún queremos más motivos para ponernos justicieros, también diré que entonces, quizás es hora de levantarnos todos y luchar por que países que causan genocidios en una clara situación de desigualdad de condiciones, no tengan cabida en unos Juegos Olímpicos. Pero eso es mejor no verlo e ignorarlo, porque entonces quizás deberíamos hacerle frente al hecho de estar permitiendo con nuestro silencio una barbarie que, como no quita la vida de los nuestros, es mejor ignorar.

Para terminar, y aún más importante, dejar claro que mi respeto y admiración por la compañera argelina Imane Khelif son inmensos, no sólo por sus aptitudes pugilísticas, sino por la grandísima historia detrás de su carrera, lo que aún me hace creer más importante la necesidad de informarnos previamente a actuar como telediarios personificados, puesto que cada historia es un mundo distinto y cada individuo lleva una mochila propia cargada a la espalda, y nunca sabemos el peso de nuestras palabras y hechos hasta que destrozamos a alguien por el camino.

Como director y entrenador de Carlos Khaibar Boxing Academy, desde nuestra academia, invito a compartir entrenamientos y compañerismo a aquellos que compartan nuestros valores, el resto pueden ir haciendo cola en los cientos de centros que han demostrado ser más boca que persona; puesto que consideramos que una manzana podrida acaba por pudrir el cesto entero.

Dicho esto, feliz domingo. Sean buenos boxeadores, pero no se olviden nunca de ser buenas personas también, no vaya a ser que el karma un día les sea devuelto, y tengan que lidiar con un hijo, hija o muy allegado en la misma situación que las que tantas veces criticáis sin tener ni la más absoluta idea.

Compartir

También te puede interesar

La importancia de disfrutar del proceso

¿Qué está pasando con la boxeadora Imane Khelif?